viernes, 8 de agosto de 2008

JESUCRISTO HACE LA DIFERENCIA

Hace unos días un grupo de amigas nos reunimos. Una de ellas estaba muy triste por el dolor de ver a su hija enfrentando una gran crisis en su matrimonio, que probablemente la llevaría a su rompimiento definitivo. “Curiosamente” a este encuentro no fuimos todas las convocadas, así es que nuestra amiga sintió una reunión tan íntima que simplemente se explayó con libertad.

Sé que Dios permitió este encuentro, nuestra amiga necesitaba hablar de su situación con alguien fuera de la familia. También sé que era muy importante que ella se escuchara declarando su confianza absoluta en Dios, frente a nosotras como testigos. Por nuestra parte, lo que hicimos fue escucharla, abrazarla, y clamar y orar con ella.

Me fui de esta reunión algo impactada por cómo se dieron las cosas y por la naturaleza del problema, que desgraciadamente se ve cada vez con más frecuencia. Fue inevitable despertar en la madrugada y recordar la expresión de confianza en su mirada cuando nos pidió que estuviéramos orando por ella, su hija y su familia.

También fue inevitable pensar en mis hijos e imaginar una situación familiar similar, cerré mis ojos y me dije: “¿yo qué haría?”. Mantuve mis ojos cerrados en silencio como esperando una respuesta. Fue entonces cuando vinieron a mi mente esas palabras que me digo cuando algo me agobia y no sé que hacer: “Nancy, solamente imagina vivir esta misma situación en el tiempo en que no tenías a Jesucristo”. Entonces reaccioné: “Gracias Señor Jesús porque te tengo y me permites aferrarme a ti con confianza absoluta; gracias porque me recuerdas que me has sostenido una y mil veces, y porque siempre has enviado a alguien en esos momentos para que me abrace, me dé una palabra de aliento, de exhortación, o simplemente para orar por mi.”
Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre caído al justo
Salmos 55: 22

0 comentarios:

 
Blogger Templates by Wishafriend.com