viernes, 21 de noviembre de 2008

¿Cómo no estar agardecida?

Hace unos días, buscando unos papeles, me encontré con un escrito de hace 14 años, en el que osadamente me dirigía a Dios casi en forma de reclamo porque mi anhelo de dejar de trabajar fuera de casa no se iba a cumplir. En ese momento no entendí el por qué y fue muy doloroso, pero con el tiempo comprendí que la motivación que tenía no era la correcta.

En esa época estaba pasando por un estado depresivo que me hacía sentir sumamente desganada y muy temerosa de salir de casa. Estuve a punto de lograr mi deseo de dejar de trabajar, pero a un mes de mi fecha de salida, las cosas se complicaron y fue imposible.

Estoy a punto de cumplir 28 años de vida laboral; primero Dios, en dos años y meses me podré jubilar y eso me llena de sumo gozo, porque a lo largo de todo este tiempo Dios me ha permitido aprender muchas cosas. Primero que nada aprendí a tomarme de la mano de Él y salir de mi casa ya no con desgano, angustia y temor; sino con fuerza, paz y confianza proveniente de Él. Profesionalmente hablando, desarrollé nuevas actividades que me han habilitado para participar hoy en este blog y editar un periódico con fines evangelísticos, entre otras cosas.

Y por si fuera poco, con la ayuda de Dios y este trabajo, he disfrutado estabilidad económica, que podré seguir manteniendo una vez que me jubile. Ciertamente Dios tenía mejores planes para mí, aunque yo no los veía en ese momento. ¿Cómo no estar infinitamente agradecida? (Nancy E. Treviño de Alanís).

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal (Jeremías 29:11).

0 comentarios:

 
Blogger Templates by Wishafriend.com