miércoles, 3 de septiembre de 2008

REFELXION

Hace tiempo leí un artículo que me impactó mucho y hoy quiero compartirlo con ustedes.

En cierta ciudad de los Estados Unidos vivió hace tiempo un hombre rico, bien conocido, llamado Zet Pedil, quien no creía en la existencia de DIOS, y se burlaba de los que creían en ÉL, de tal manera lo hacía y con un vocabulario tan vulgar que cuando los creyentes lo veían temblaban de terror. Un día, este ateo dijo delante de muchos testigos lo siguiente: si DIOS existe y es verdad lo que dice la Biblia, que mi cuerpo habite entre víboras cuando yo esté en el sepulcro. No mucho tiempo después, en 1908, este ateo murió a la edad de 82 años, y cuando bajaban su cadáver al sepulcro, había en él una enorme víbora. Después de esto siempre se han encontrado víboras alrededor del sepulcro del ateo. El sepulturero dijo que una vez mató4 víboras en esa tumba, mientras que en otras no se encontró ninguna. El sepulcro de este hombre siempre está lleno de víboras. En cualquier tiempo que la visites, encontrarás estos animales, apenas el año pasado se visitó este lugar por algunas personas y encontraron 20 víboras y se dice que mientras más víboras maten, más abundan. En 1931 el director de un periódico escribió lo siguiente: En abril visité la tumba del ateo Zet Pedil y vi 6 víboras negras; mi compañero mató una de ellas y la fotografiamos. El sepulturero nos dijo que esa mañana él había matado 4 y que hacía un tiempo había abierto el sepulcro y lo había limpiado para extinguir los animales, pero no había tenido éxito.Él comentaba que en los sepulcros adjuntos no había ni una sola víbora mientras que, en la del ateo estaba infestada. Este hecho raro y notable a la vez se ha hecho muy difundido, con esto muchos hombres juiciosos e inteligentes se han convencido de su error al no creer en DIOS. Pero otros desgraciadamente han seguido en su pecado, DIOS contestó el dicho del ateo e hizo que su cuerpo habitara entre víboras. "No os engañeis, Dios no puede ser burlado". Galatas 6:7.

Es fácil abrir los labios para pronunciar maldiciones sobre nosotros y sobre los demás y a veces no entendemos que las palabras que salen de nuestros labios tienen poder. Hay que apartarnos de aquellas tendencias de hablar cosas de la cuales tendremos que arrepentirnos tarde que temprano. Hechos 12:21-23 dice que Herodes murió comido de gusanos. En Job 21:4 se lee: Mis labios no hablarán iniquidad ni mi lengua pronunciará mentira. Salmos 34:13 expresa: Guarda tu lengua del mal y tus labios no hablen engaño. (Colaboración de Hna. Diana Garciacano de Obregón).

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